…una vuelta detrás de otra
Pasaba una y otra vez por encima de ella, no paraba, hacía tanto tiempo que la conocía que le había cogido cariño, en alguna ocasión que otra, llegó a pensar que era amor lo que sentía, idea que volaba de su mente de forma acelerada cuando la realidad aplastante caía sobre su tiempo.
- Vivimos juntas bajo una misma esfera y ni si quiera te has parado un momento a conversar conmigo -le comentó un día armada de valor-.
- Lo siento, de verdad que lo siento. Mi cometido es dar vueltas, una detrás de otra y en el mismo espacio de tiempo y te aseguro que me gustaría pararme un poco, pero no quiero.
- No entiendo nada, te gustaría parar, pero no quieres, eso me suena a incongruencia, ¿no crees?
- Llámalo como quieras, tengo razones más que suficientes para no parar. Algún día comprenderás el sentido que motivan este ritmo de vida.
- Llámalo como quieras, tengo razones más que suficientes para no parar. Algún día comprenderás el sentido que motivan este ritmo de vida.
- ¿Razones?, pero si te vas a volver loca, ni el pulso de la muñeca va tan deprisa como tú. Si fueses a mi ritmo podríamos compartir una y mil cosas. Cogidas de la mano nos pasearíamos, más relajadamente, delante de nuestro jefe.
- Sabes que eso no es verdad. En el momento que paremos nuestro jefe pasará por encima de nosotras, como pasa por encima de todo el mundo.
- Ya mujer, pero nosotras somos aliadas de él, marcamos el ritmo para que nadie se pierda.
- Llevas razón, pero no somos imprescindibles. Pasará de forma parsimoniosa y nos pondrá a cada uno en nuestro sitio, eso te lo puedo asegurar.
- Tendré que darte la razón, de nosotras depende nuestra existencia, nada ni nadie latirá para que sigamos girando.
- Así es, por lo tanto, si quieres que siga pasando por encima tuya no dejes de seguirme.
- Vale, no dejaré de seguirte, pero dame un sólo motivo que me llene de ilusión.
- El motivo eres tú, siempre tú. Si parase en este preciso instante tus minutos dejarían de correr y las horas caerían muertas.
Comentarios
Tu ya sabes que eso le pasa hasta a Santa Marta.
Que Santa Marta no pasa "llega".jajaja.
Besos de los gordos.
Ay que bonito está.
Es un relato, todo un cuento de algo que solo a tu imaginación se le podía ocurrir. Bien.
De vez en cuando es rico el ejercicio de crear desde los detalles, desde aquello a lo que no le prestamos muchas veces antención, como las manecillas del reloj.
Un abrazo fuerte cariño, cuidate mucho sí.
Besos y abrazos.
Segundo te digo que hay muchos momentos en nuestras vidas que no quisieramos que esas manecillas girarán.
Y tercero te pregunto,si esas manecillas paran,¿cuando nos volveriamos a ver tu y yo ?no lo quiero ni pensar.
Un besazo enorme¡!
Ese tiempo que es vital. ¿Pero, de verdad no me ves? Se que te contaron, que te cuentan y que seguirán contando cosas de mí imposibles de creer. Se que no puedo parar el tiempo para ti, y que prefieres conservarme en la mesa de al lado de esa oficina triste y rutinaria. Ahí, observado ralentizado tú comportar diario, pero siempre ahí.
O quizás no pase tan desapercibido como creo. Pero, ambos sabemos que no puedo ayudarte a parar el tiempo, o quizás sí. Tú has sabido pararlo para mí en varias ocasiones. ¿Y si es así? , quizás lo pare yo alguna vez para ti. ¿Es posible, que por un solo instante dejaras de mirar ese giro de aspas inertes de la triste y rutinaria oficina para mirar a mi mesa? Quizás… Lástima que la vida me castigara sin darme la ocasión de enamorarte…”
PORFIIIIIIIIIII ¡¡!!
Un beso mu grande, nos vemos en la pará.
Gracias por tus letras, un beso enorme desde la ciudad de los sueños.
Cuídate mucho!!!
Un abrazo con calidad de beso
Aquí tienes tu casa.
Un saludo
Los aires serán cambiados cuando llegue su turno.
Gracias por tu comentario, un saludo.
Un abrazo sincero.
Un abrazo enorrrrrrrrrme.
Saludos y un abrazo
Un abrazo
Mil gracias por todo, un abrazo.
Sin espacio ni tiempo me quedo con tus abrazos.
Estás en tu casa...
Un abrazo
Saludos cordiales.
Jose Joel.
Un abrazo