Jesús es juzgado por Pilato
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: « ¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?» Ellos gritaron de nuevo: «Crucifícalo». Pilato les dijo: «Pues ¿qué mal ha hecho?» Ellos gritaron más fuerte: «Crucifícalo». Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. (Evangelio según San Marcos. 15, 12-15)
Al leer el anterior testimonio no parece que hayan pasado casi dos mil años, puesto que día a día escuchamos, vemos o presenciamos actos de rechazo, odio e incomprensión. No podemos mirar estos hechos como algo lejano en la historia y como si no nos afectasen a nosotros. El pecado de todas y cada una de las personas es el que crucifica a Cristo.
¿Quién no ha interpretado alguna vez en su vida el papel de Pilato?, alguien que se declara neutral, se lava las manos para dejar clara su indiferencia y para colmo tiene plena libertad de elegir al malhechor, para su puesta en libertad, y condena al Justo diciendo “vosotros lo habéis querido”.
Tenemos como triste costumbre juzgar por nada, pero lo más triste es que vemos como ese Pilato, que un día se lavó las manos delante de una muchedumbre débil, ahora no da la cara para decir lo que piensa, ¿de qué tiene miedo?, ¿por qué juzga a la sombra?
Y me hago otra pregunta ¿es más malo Barrabás o los que gritaron su nombre para su posterior liberación? No somos conscientes del testimonio leído, nos detenemos en analizar a la figura del delincuente y no nos paramos a pensar en el odio que emanaba de unas voces crueles que, sin sentido alguno se negaron a ver la justicia.
Eligieron la libertad de un desgraciado delincuente, pero detrás estaba la alternativa de rechazar la libertad de un inocente; el pecado se vistió como algo menos malo.
¿Qué hipocresía verdad?, desde su condena seguimos haciendo lo mismo, no hemos cambiado. Nos vestimos con las mejores galas para empobrecer nuestra alma, quitamos tiempo a la comprensión para dedicárselo a la crucifixión, o mejor dicho primero crucificamos y después se pone la cara de pena, para querer demostrar lo que no se siente.
Ese Jesús, incomprendido, juzgado y crucificado por nosotros, nos dejó un grandioso legado, el AMOR y nos encomendó lo mismo, AMOR. Es la herencia más preciada que tenemos y nuestra misión es que no se pierda generación tras generación.
Es hora de reflexionar y montarnos en el carro del cariño, del respeto, de la caridad, de la humildad y de la sinceridad.
Al leer el anterior testimonio no parece que hayan pasado casi dos mil años, puesto que día a día escuchamos, vemos o presenciamos actos de rechazo, odio e incomprensión. No podemos mirar estos hechos como algo lejano en la historia y como si no nos afectasen a nosotros. El pecado de todas y cada una de las personas es el que crucifica a Cristo.
¿Quién no ha interpretado alguna vez en su vida el papel de Pilato?, alguien que se declara neutral, se lava las manos para dejar clara su indiferencia y para colmo tiene plena libertad de elegir al malhechor, para su puesta en libertad, y condena al Justo diciendo “vosotros lo habéis querido”.
Tenemos como triste costumbre juzgar por nada, pero lo más triste es que vemos como ese Pilato, que un día se lavó las manos delante de una muchedumbre débil, ahora no da la cara para decir lo que piensa, ¿de qué tiene miedo?, ¿por qué juzga a la sombra?
Y me hago otra pregunta ¿es más malo Barrabás o los que gritaron su nombre para su posterior liberación? No somos conscientes del testimonio leído, nos detenemos en analizar a la figura del delincuente y no nos paramos a pensar en el odio que emanaba de unas voces crueles que, sin sentido alguno se negaron a ver la justicia.
Eligieron la libertad de un desgraciado delincuente, pero detrás estaba la alternativa de rechazar la libertad de un inocente; el pecado se vistió como algo menos malo.
¿Qué hipocresía verdad?, desde su condena seguimos haciendo lo mismo, no hemos cambiado. Nos vestimos con las mejores galas para empobrecer nuestra alma, quitamos tiempo a la comprensión para dedicárselo a la crucifixión, o mejor dicho primero crucificamos y después se pone la cara de pena, para querer demostrar lo que no se siente.
Ese Jesús, incomprendido, juzgado y crucificado por nosotros, nos dejó un grandioso legado, el AMOR y nos encomendó lo mismo, AMOR. Es la herencia más preciada que tenemos y nuestra misión es que no se pierda generación tras generación.
Es hora de reflexionar y montarnos en el carro del cariño, del respeto, de la caridad, de la humildad y de la sinceridad.
Comentarios
De todos modos, y enlazando con la pregunta que te haces acerca de si es más malo Barrabás o los que gritaron su nombre para su posterior liberación, escrito estaba. Y si ya estaba escrito los que iba a ocurrir, ¿hasta qué punto eran libres en sus actuaciones Barrabás, los judíos que pidieron su libertad o el propio Poncio Pilato? Es más, era necesario que las cosas pasaran tal y como se nos cuentan para que pudiera darse la entrega de Cristo para salvarnos del pecado. Era condición necesaria, luego, para Dios, ¿el fin justifica los medios?
Bueno, que tampoco quiero dar mucho la lata con estas cosas. Saludos.
Un saludo y me alegro de verte por estos lares
"QUIEN ESTE LIBRE DE PECADO,QUE LANCE LA PRIMERA PIEDRA"
"LO QUE HAGAS EN LA VIDA, TENDRÁ ECO EN LA ETERNIDAD".
Un beso
Espero que la eternidad se acuerde de nosotras...
Un beso muy grande
Gracias por tu opinión, un abrazo grande.
Un beso
P.D.: cuando me refiero a incultura popular no me refiero a personas q no van a la universidad...mi abuelo tiene 84 años no sabe leer pero es un gran sabio de la vida y del campo es un gran tecnocrata.
Lola te quiero y ya estoy yo tb por aqui!!
Un beso muy grande y sigamos aprendiendo.
Te quiero siempre
"triste costumbre juzgar por nada"
nada más cierto :(
Gracias por lo que regalas .)
Un gran abrazo
Marlene
Me alegra que te lleve a la reflexión y espero que sirva para algo.
Un fuerte abrazo
Gracias por tus palabras que siempre llegan portada por ángeles.
Un abrazo desde la ciudad de los sueños
Por mi parte Pilato hizo lo que debía, el sanedrín también. Jesús nunca debió a Jerusalen, sabía que le buscaban.
Recomiendo leer la Guía de la Biblia de Isaac Asimov, no es incompatible con creer, pero aclara muchas ideas sobre lo que realmente sucedió.
El nuevo testamento es parcial y tiene muchos errores.
Siento discrepar. Por otra parte, feliz viernes de Dolores.
No hablaba de ninguna persona, lo hacía de Dios. Es que es algo que no acabo de entender. Si era necesario repartir el papel de buenos y malos, y estaba escrito quienes serían los malos, ¿hasta qué punto se les puede acusar de haberlo sido? También me preguntaba acerca de la idoneidad de tales medios para conseguir el fin buscado. Y ahí es donde va la pregunta: para Dios, ¿el fin justifica los medios?
Bueno, Lola, que tampoco pretendo iniciar una discusión teologal. Son sólo preguntas a las que no consigo responder.
Saludos.
Un abrazo
Gracias por tus palabras, un saludo
Un saludo
Te dejo un fuerte abrazo, cuidate mucho y que pasés una bonita semana.
:)
Un beso, nos hablamos.
Un abrazo
Besos y abrazos.
:)
Me quedo con el final de su acertada entrada,... saludos.
Un saludo y vuelve cuando quieras
Un abrazo