Las llaves
Foto. Millye San Ivi
Llegó
sobre las dos de la madrugada y enjuagó aquellos besos que llevaban
la firma de Judas. Besos dormidos al amparo de un cariño que nunca
existió y que se vestían de colores al llegar el ansiado fin de
semana para tornarse de gris cuando la madrugada del lunes abría sus
puertas a la rutina…
-Que
fácil es ver cuando alguien no te quiere, pero que complicado es
reconocerlo-, se decía mirándose en el espejo de la decepción y
limpiándose los surcos negros que las lágrimas habían hecho del
rimel que, horas antes había perfilado con deseos de sentirse amada.
De
repente, sonó el timbre y, sorprendida, bajó para ver quien podría
llamar a esas horas, no esperaba a nadie y no había posibilidad
alguna de que aquel amor la sorprendiera.
¿Quién
será?, se preguntaba mientras apresuraba su marcha por las
escaleras, con las sandalias sin abrochar y ajustándose el cinturón
que abrazaba su talle.
–Se
habrán equivocado-, pensaba con incertidumbre al andar el pasillo
que la llevaba hasta el dintel de aquella puerta que, por descuido,
no cerró.
Cuando
llegó quedó perpleja al ver que sus miles de cosas en la cabeza
habían hecho que la puerta quedase a merced de la vida nocturna, un
escalofrío recorrió todo su cuerpo y se puso a temblar.
Al
otro lado, una señora elegante y peinando canas estaba postrada en
el escalón de la calle con la idea de que la invitase a entrar, tras
unos segundo de cortesía, la miró fijamente pidiéndole, con
sonrisa afable, aquella invitación que no había llegado de una
sorprendida muchacha de alma débil y de corazón inmenso.
Hace
días que veo tu puerta abierta, pero con tantos quehaceres, no he
podido venir a contarte algo que quiero que sepas. Quizás no me
conozcas o quizás sí, o quizás tu edad no cumpla los años
suficiente para saber de mí, pero quiero que te tranquilices y me
regales unos minutos de tu vida y algo de confianza.
Algo
más calmada y con voz débil, le dijo que pasara y que se acomodara
en uno de los sillones, estampado con rayas de tonos verdosos que
adornaban su salón, era un simple adorno porque desde hacía tiempo
nadie lo había desgastado ni siquiera un poco.
Dígame
usted, ¿qué es eso que quieres contarme? y ¿a estás horas? Me he
asustado cuando sonó el timbre y aún más cuando al llegar he visto
la puerta abierta, sinceramente, no sé donde tengo la cabeza
últimamente, creo que me falta poco para perderla…
Le
ofreció un poco de vino y juntas comenzaron aquella conversación
que intrigaba sus pensamientos.
Como
te he dicho antes, hace tiempo que tu puerta queda abierta cada
noche. Quizás por descuido o quizás porque no tienes las llaves.
Eso
no puede ser, -replicó algo dudosa, buscándose entre los bolsillos
la muestra de que sí tenía llaves, pero no las encontró- puede ser
que las guardaras en el bolso, o…
Puede
ser lo que sea, -cortó la señora las excusas de Blanca- pero te
digo que hace tiempo no queda cerrada la puerta de tu casa ¿esperas
a alguien, quizás?
Negó
con la cabeza aquella pregunta que le hizo temblar su corazón. No,
no espero a nadie y teniendo la puerta abierta, como dice usted que
la tengo, me siento encerrada…
Eso
no puede ser, Blanca, no puedes sentirte presa en el lugar donde más
libre tienes que sentirte.
Tomó
la señora la botella de vino para servirle un poco más y comenzó a
llenar la copa hasta que el vino rebosó y rebosó. Blanca con cara
de confusión le pidió que parara, que no le sirviera más que se
estaba derramando todo.
Así
es, todo se está derramando, pero hasta que no vacíes todo lo que
llevas dentro, ni tú ni nadie podrá servirte una copa nueva con
aromas diferentes.
Es
hora de que busques las llaves de esa puerta y te hagas dueña de
ellas. Eres tú la encargada de abrir y cerrar cuando quieras y a
quien quieras y no dejarla descuidada para que cualquier persona
pueda entrar y haga contigo lo que le dé la gana.
¿Sabes?
mientras tengas las llaves de tu vida, esté la puerta abierta o
cerrada nunca estarás encerrada.
Tomó
el último sorbo de vino y con un gesto de cariño se fue dejando una
nota sobre la mesa en la cual ponía su nombre.
Firmado:
LA EXPERIENCIA!
Relato presentado en el IV Encuentro Literario Internacional "Letras de la Posada"
http://elalbumdefotosdepipo.blogspot.com.es/2012/08/iv-encuentro-literario-internacional.html
Comentarios
FELICIDADES FUE PRECIOSO..¡¡¡¡
Un beso querida Lola, TQ.
Tengo que agradecer todos los sabios consejos que me has dado desde que nos conocemos.
Me regalas tu experiencia y para mí es fundamental!
Te quiero un montón!!! Muuaaaakkk!!!
Bienvenido, ponte cómodo que comenzamos!!!
Un abrazo dulce y salado