Destino
Miró el reloj de nuevo y marcaba las 14:30. La jornada había pasado ligera, pero a la vez muy lenta, miró la hora una y mil veces hasta que por fin llegó el momento.
Salió media hora antes de su trabajo, no podía llegar tarde a la estación. Su tren partía a las 16:00 horas y no podía permitirse el lujo de perderlo, así que recogió todas sus pertenencias y muy alegremente se despidió de compañeras y compañeros para emprender el camino elegido.
La primavera hacía algunos días que se había instalado en la ciudad donde trabajaba. El olor de los naranjos a azahar y los coletazos finales de un incienso colmado de melancolía impregnaban las calles eternas de un lugar maravilloso para la retina del visitante. Aun así, esa mañana el cielo se había despertado con ganas de llorar y alguna tormenta que otra había pillado desprevenido a más de un transeúnte que, después de un invierno pasado por aguas, había jubilado el paraguas hasta el otoño próximo.
Después de sortear los atascos, propios de la hora, y perder la calma en algún punto kilométrico llegó a la estación de trenes, su padre la esperaba para llevarse el coche, lo dejaría en un lugar seguro para que a su vuelta lo tuviera en perfecto estado. En ese momento la lluvia se empleaba con fuerzas, caían miles de gotas frías y en abundancia. Sin paraguas se bajó del coche, cogió la maleta y, con un beso, se despidió de su progenitor.
El agua en poco tiempo le había calado el cuerpo, sintió frío y rápidamente entró en la estación que, con la calefacción puesta le dio la bienvenida. Se sentó en uno de los bancos y esperó de forma impaciente a que el panel, anunciador de las salidas y llegadas, reflejara la vía de su tren. Se aseguró de no haberse dejado nada en el coche, comprobó que todo estaba en orden y abriendo el periódico por la primera página se dispuso a esperar...
Comentarios
Un abrazo y beso enorme
Mmmmmmmmmm......Sorprenderme por favor,:)
Muchos besitos.
Besotes de los gordos y lo que a mi me gusta mas un ABRAZO.
Poco a poco, la hora de salida se acercaba y la estación comenzaba a parecer un hormiguero humano. De todas partes salían personas para dirigirse a la carrera hacia los andenes de salida. Entonces, aquél desconocido sin apenas dejarla de observar, vio como ésta se levantada a toda prisa tirando de su equipaje hacia las escaleras mecánicas. Se levantó con parsimonia, sacó su teléfono móvil del bolsillo, lo miró, y seguidamente lo arrojó a una papelera ubicada junto al banco en el que había estado sentado. Levantó su mirada y comprobó que la joven había olvidado un jersey en su asiento. Lo tomó entre sus manos, para oler su fragancia. Miró hacia ambos lados sonriendo y comprobando que la estación había quedado casi desierta, se apresuró hacia la cola de embarque para no perder el tren que buscaría su nuevo destino.
Al montarse en su vagón, recorrió con la mirada todas las filas de asientos, deseoso de encontrarla, para devolverle su prenda. Pero no la halló. Por el contrario, el revisor, comenzó a pedir a los viajeros que tomaran asiento para comprobar de nuevo sus billetes, y pensó que quizás durante el trayecto tendría ocasión de encontrarla de nuevo. Y el tren inició viaje…”
Besitos a los dos :)
Había comprado un libro de pasatiempos, un periódico y una chocolatina, todo ello con el objetivo de que el aburrimiento y la impaciencia por llegar no se apoderasen de ella. Empezó por comerse su bombón preferido, una barrita de chocolate blanco con galletas crujientes por dentro. Lo saboreó con los ojos cerrados y dejó que cada bocado se derritiera en su boca, así el placer sería más intenso y duradero.
Cuando abrió los ojos, una mujer, algo mayor que ella, estaba sentada a su lado. Será mi compañera de viaje –pensó-.
- Muy buenas, pensé que estabas dormida y no te dije nada por temor a despertarte.
- Ah! No, no se preocupe, simplemente estaba saboreando una de mis chocolatinas preferidas.
- Me parece genial, son momento a los que debemos prestar mucha atención, ya que nos reportan grandes dosis de placer.
- Así es, me encanta disfrutar de lo que me gusta.
Sin más conversación se sentó junto a ella, sacó un libro del bolso y se dispuso a leer. Su cara aparentaba tener 38 años, pero su forma de vestir la hacía mucho más joven.
A Julia le entró algo de frío y empezó a buscar su jerseys. No puede ser, no lo tengo atado a la cintura –pensó en voz alta-.
- ¿Ha perdido algo señorita?
- Pues me temo que mi jerseys, lo traía conmigo, pero debí de dejármelo en los bancos de la estación. Con tanta prisa algo se tenía que olvidar.
- Yo traigo algunos de sobra ¿si quieres?
- No, muchas gracias, se lo agradezco, en la maleta traigo unos cuantos, si me permites pasar iré por uno de ellos.
- Claro, cómo no, vaya por abrigo que los constipados en esta fecha duran hasta el verano.
- Gracias.
Levantándose se dirigió hacia el lugar donde duermen las maletas, ubicado al final del pasillo, pero antes de abrir la suya entró en el servicio…”
Besos
Os espero en la siguiente estación¡!
Besitos:)
Tras una brillante vida empresarial y con poco más de cuarenta años, Adrián, con sus cuentas bien repletas y la vida resuelta, había decidido cambiar de aires radicalmente y olvidarse de los negocios que a punto habían estado de costarle demasiado caro. Su afición por la escritura y por los viajes, parecían centrar en esos momentos toda su atención.
Envidiado, por colegas del mundo de la bolsa, y por amigos, al llevar una vida colmada de excesos lujosos y aventuras de faldas sin sucumbir a la tentación de contraer matrimonio ni vivir más de un mes en pareja. Intentaba, con aquél viaje encontrarse a si mismo e iniciar un periplo de vivencias que cubrieran sus expectativas a la hora de escribir su primera novela.
Transcurridos pocos minutos desde que abandonara la capital del reino del azahar, decidió dirigirse a la cafetería en busca de una buena dosis de cafeína que lo pudiera sacar del letargo que estaba suponiendo la compañía de aquél mal educado compañero de viaje, que no dejaba de cabecear los diabólicos ritmos que taladraban sus oídos.
- Disculpe.-indicó, puesto en pie a dos jóvenes que tonteaban en el pasillo intentando colocar en la bandeja sus bolsos sin dejarlo avanzar.- gracias
Como era de esperar, el coche de la cafetería estaba a rebosar, pero con un poco de paciencia consiguió alcanzar la barra e indicar al camarero que le ofreciese un café solo largo y un donuts. (Me muero por un cigarrillo).-pensó, al tomar su taza para alejarse a la pequeña repisa situada bajo la ventana.-…”
besitos para dos:)
:)
¿Entre vos y Salmorelli haciendo un libro?
No me digan que están improvisando porque me muero... sería maravilloso... ¿no crees?
Te dejo un fuerte abrazo, bien por el cuento, la imaginación, la creatividad, los sueños y fantasías.
Supongo que seguirán.
Espero que estés muy bien.
Cuidate mucho amiga.
Un abrazo y beso.
Con el grifo abierto y las manos empapadas dejó su mirada absorta en nada en concreto, fijándo el punto de mira en una pegatina que decía “al utilizar el cambiador de pañales dejará de funcionar la máquina de secar las manos".
Después de releer sin sentido aquella indicación soltó una carcajada y se dijo así misma, -pues claro que tiene que dejar de funcionar…-. La persona que esperaba fuera tocó a la puerta para que se diera prisa, no podía aguantar más.
- Voy!!!, -dijo Julia desde el interior-
Volvió a mirarse y dibujó una sonrisa en su cara. Se secó las manos y abrió la puerta para dar paso a la persona que aguardaba en el pasillo del tren.
- Disculpe señor mi tardanza –dijo con la dulzura que la caracterizaba-
- No se preocupe señorita, perdone usted mi impaciencia, pero sinceramente no podía esperar más.
- No hay que disculpar nada caballero, que tenga usted un buen viaje.
- Igualmente criatura –terminó diciendo de forma cariñosa el pasajero-
Emprendió el camino de vuelta hasta su sillón y a la mitad del pasillo tuvo que volverse a coger el jerseys de su maleta. Después de la conversación con aquel señor se le había olvidado el motivo de levantarse de su asiento. Se decía para sí misma –no sé que haré con tan mala cabeza-
Julia era una mujer inquieta, apasionada de lo imposible y soñadora de estrategias. Ya desde pequeña no paraba de inventar y reinventar, jugaba con mil colores y todos tenían cabida en sus dibujos. No sentía pereza a la hora de lograr lo que se planteara, pero se daba cuenta que a medida que se hacía mayor sus metas a conseguir se volvían más complicadas y difíciles, todo lo que quería era personal y nada material, y eso ya no dependía de ella misma. Así que tenía que emplearse a fondo para, al menos saborear, lo que rondaba por su mente…”
Mari,a tí te pasa eso de que empiezas con una onzita y acabas con la tableta hmmmm con almendritas...avellanas,vale vale voy por un trozito.
Besos
EDURNE,UNA PERSONA Y PRECISAMENTE EN LA POSADA, JUSTO AL MISMO TIEMPO QUE ME SERVIA UNO DE LOS MEJORES POSTRES ME DIJO....EL CHOCOLATE ES MEJOR QUE LOS HOMBRES,NUNCA FALLA JAJAJJJAJJ mmmmmmmmm.QUE VERDAD MAS GRANDE.
UN ABRAZO PARA TOD@S DE CHOCOLATE.
Saludos y un abrazo.
Besitos
Perdona mi intromisión en este blog pero la culpa la tiene Mary que me lo recoomendo y no se equivocó es fantastico.
Un abrazo
- Lástima, de que mientras menos se lo esperen será el mundo quién se los coma a ellos (pensó, volviendo de nuevo su mirada hacia la ventana)
Tras apurar una segunda taza de café, decidió dar una vuelta por los coches más cercanos al suyo en busca de la propietaria del jersey olvidado en la estación, pero antes de abandonar la cafetería, se dirigió a los nuevos empresarios recomendándoles unos paquetes accionariales que estaban a punto de subir en bolsa. Estos, lo miraron incrédulos y agradecieron su gesto con cierta hipocresía.
- Para que les digo nada... Seré necio, ahora se creen que lo saben todo y que están en posesión de la verdad absoluta Si supieran que mi decisión los podría hacer rico… (dijo, para si mismo negando con su cabeza).
Al atravesar los dos coches contiguos al suyo, el tren se detuvo. Adrián, no sabía si aquella chica continuaba camino, ni en que momento abandonaría el tren. Así que decidió volver a su asiento para intentar descansar un poco leyendo uno de los libros que acababa de comprar en la librería de la estación. Al fin y al cabo, no le iba la vida a aquella bella mujer por un simple jersey. Cuando llegó a su butaca, su compañero de viaje estaba completamente dormido con aquella infernal música brotando por sus auriculares y con las piernas estiradas encima de su asiento.
- Vaya por Dios… Perdone, amigo, le importaría… - dijo, sin que éste se inmutara.- ¡Oiga!-dijo un poco más alto y acompañando su reclamo de un ligero toquecito en sus botas militares.-
- ¡Oh!, perdone, me he quedado…
- Un poco dormido, no se preocupe.-contestó, Adrián, tomando asiento.-
El viaje, continuó y el comienzo de lectura del nuevo libro de Jorge Bucay, lo llevó a duerme vela que duró un largo periodo de tiempo…”
Localizará a la chica en cuestión.......en los proximos capitulos nos lo revelará.....
Un abrazo
Lo siento pero ya estoy con la impaciencia,no lo puedo remediar, mas que nada por que no me gustaria que Julia se quedara sin jersey jijij.
Besos compartidos(:
- No te preocupes hija, pasa y toma asiento- le contestó la mujer poniendo el marca páginas en el libro que leía.
Julia, de reojo, miró el título de aquel texto que tan distraída tenía a su acompañante, “La Mácula Púrpura” de Tomás Prieto Martín.
Una vez saciada la curiosidad de saber lo que leía miró hacia los ventanales para ver el paisaje que, si miraba a lo lejos parecía que el tren circulaba muy despacio y si acercaba la vista no podía apreciar lo que veía, y se preguntó ¿de qué irá ese libro?, no suena mal, pero me gustaría saber de que se trata… Yo como siempre, queriendo saber más de lo que me pertenece –pensó su cabeza inquieta-.
- Perdone que le pregunte una cosa –se dirigió Julia a su compañera-.
- Sí, pregunte –añadió esta cerrando de nuevo la novela-
- Mire, bueno, antes de empezar mi nombre es Julia y ¿el suyo?
- Me llamo María, y de ahora en adelante puedes tutearme, no considero que tengas que hablarme de usted.
- Gracias, lo mismo le digo, perdona, lo mismo te digo –dijo sonrojada Julia-. Es que tengo una curiosidad, jaja, bueno si fuera sólo una.
- Dime chiquilla, que me tienes intrigada.
- Bien, mi pregunta es sobre del libro que lees, me ha llamado mucho la atención el título.
- Aja!!, así que esas es la duda que tienes. “La Mácula Púrpura” –dijo María con voz interesante-.
- Efectivamente, la rúbrica de esa novela no ha pasado desapercibida por mi cabeza y me gustaría saber un poco de qué se trata.
- Bueno, la verdad es que no la he terminado todavía ya terminada.
- ¿Cómo que terminada?, no te entiendo –cuestionó curiosa nuestra protagonista-
- Jajajaja, es verdad, quizás no me haya explicado bien. Te cuento un poco, esta novela la ha escrito un buen amigo mío y cuando sólo era un borrador tuve la oportunidad de leerla, y te puedo asegurar que me tuvo intrigada hasta el final. Y hoy tenemos la suerte de verla en las librerías, así que decidí comprarla para leerla terminada del todo, es alucinante no deja de fascinarme este hombre - añadió María-.
- Espera un momento que tomaré lápiz y papel para apuntar el título y el nombre del autor, si tanto te intriga yo no quiero ser menos, compraré la novela nada más que pase por una librería.
Un frenazo brusco paralizó la conversación de ambas, algo debió de ocurrir para que la maquinaria se detuviera de forma tan brutal…”
Venga no tardeis tanto para el siguiente capitulo.
Besos
Besitos compartidos(:
Un abrazo
- ¡Por favor, señores!, vuelvan a sus asientos, ¡Por favor, señores! , vuelvan a sus asientos…-decía una y otra vez con tintineo , la azafata encargada de aquél coche.-
- ¿Cómo que volvamos a nuestros asientos? –Preguntaba una señora, varios asientos detrás de Adrián.- ¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Hemos tenido un accidente? ¿Nos hemos salido de la vía? –Preguntaban voz en grito los pasajeros.- ¿hemos sufrido un atentado? –Preguntó uno de los más alarmistas.-
- ¡Hagan el favor de sentarse! , ordenó uno de los revisores para calmar a la muchedumbre, que se encontraba cuanto menos intrigada por aquél terrible frenazo del tren.- Tan sólo hemos sufrido un ligero contratiempo en la sala de máquinas. Un mal contacto electrónico del pasavolante ha sufrido un cortocircuito.
- ¿Y ahora que hacemos? –preguntó una señora.-
- Por favor, tranquilícense, Será cuestión de reparar la avería y continuaremos nuestra ruta cuanto antes.-contestó, educadamente el empleado.-
- ¿Nos tendrán que devolver el dinero por el retraso? –preguntó, le joven de junto a Adrián.- (Para eso si que habla, pues ha salido listo el zangolotino…) pensó, éste.-
- Ahora mismo no podemos confirmar ni aclarar nada más. Tengo que continuar informando en los siguientes vagones, así que si lo desean pueden bajar del tren para estirar las piernas. Al menos estaremos media hora parados.
- ¿Y no nos invitan a nada? –preguntó de nuevo su compañero de viaje, sin que Adrián, pudiera evitar echarle una mala mirada antes de levantarse para bajar del tren.-
La mayoría del grupo que aún continuaba camino hacia el final de su destino, no más de doscientas personas, decidió echarse abajo del tren y pasear por el andén del apeadero de aquella estación, perdida en los campos de Castilla. La imagen de aquél lugar, parecía salida de los primeros compases del siglo XX, y como si de un decorado se tratase, el coqueto edificio permanecía completamente desierto, a no ser por un par de señores, que barrían afanosamente el anden ataviados con el mono reglamentario de Renfe. Junto a la puerta de salida, varias máquinas expendedoras de bebidas decoraban anacrónicamente aquél espacio.
- ¿Avería, no, caballero? –preguntó, uno de aquellos empleados a Adrián.-
- Eso parece, ¿sabe usted donde se encuentra la población más cercana?
- ¿Va a dar un paseo? –bromeó, el empleado.- la ciudad más cercana está a unos cincuenta kilómetros.-
- ¿Y para llegar a esta estación?-preguntó, contrariado, Adrián, mientras prácticamente la totalidad del pasaje se había echado ya abajo del tren.-
- Este viejo apeadero, desde la puesta en marcha del AVE, ha quedado un poco relegado en su “usico”. Aquí solo vienen a dejar o a recoger pasajeros muy de tarde en tarde, pero vamos le digo que es extrañísimo ver un solo alma. Hoy es fiesta para nosotros ¡Verdad, Braulio! –gritó hacia el otro compañero.- Que no se para que le grito, mire “usté”, porque anda sordo, sordo, sordo.- …”
Un hombre de avanzada edad, vestido a la vieja usanza y con un reloj brillante enganchado al botón de la camisa blanca, sacó de un pequeño bolsito, guardado en uno de los bolsillos del pantalón, tabaco para recargar una rancia pipa que parecía llevar siglos asentada en su boca. La dentadura amarillenta, por los efectos de la nicotina, y los labios agrietados sujetaban con destreza aquel recipiente que en poco tiempo empezó a echar humo, un olor agradable comenzó a perfumar a todo pasajero que decidió bajarse de la máquina para estirar las piernas.
A pocos metros, una joven con auriculares grandes tapando sus orejas, cantaba en voz alta una de las canciones que en inglés escuchaba. Tenía los ojos cerrados y parecía estar poseída por el mismo diablo. Vestida de negro hasta los tobillos, sus uñas, labios y ojos parecían haberse vestido de luto y hacían contraste con el blanco de su cara. Un collar de pinchos ataba su cuello y botas de militares cubrían sus pies llegando hasta la mitad de la pierna. Tomó asiento en el suelo y pasando de toda compañía siguió el ritmo de su música.
Todo un cuadro lleno de colores diferentes, representado escenas de tiempos descompasados.
Julia, mientras tanto, se dedicó a investigar el sitio donde, por causas fortuitas, había estacionado el tren. Se adentró en la estación y de forma entusiasmada quedó analizando, como de costumbre, un letrero que recogía un fragmento de la obra de Antonio Machado “Campos de Castilla”
“Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea”
Espero ansiosa la proxima estación.
Besos compartidos:)
Un abrazo
Bien por vos y Salmoreli.
Un abrazo fuerte a ambos.
Los niños, jugaban a ser maquinistas alrededor de una replica de una locomotora de primeros del siglo XX, ubicada a la entrada del anden, mientras que el resto de viajeros se entretenían en corros de conversación o al amparo de unos momentos de lectura para sobrellevar el retraso del viaje.
Encontrando un banco libre donde sentarse. Un banco en prefecto estado de conservación, gracias a Braulio y Germán, situado contra la fachada que separaba la entrada a la sala de espera y de venta de billetes de la estación, abrió una lata de te helado y sacó el cuadernillo de anotaciones que había comprado antes de salir para iniciar a esbozar su primera novela. De repente, un aroma familiar, agradable e intenso le hizo levantar su cabeza (¿Ese olor?-pensó.-) Tardando en asociarlo, por fin sonrió poniéndose de pie de un brinco. Era la misma fragancia que desprendía el jersey olvidado por aquella chica en el punto de partida.
Fue de un lado hacia otro, pero no la encontró. A continuación, se adentró en la estación, y fisgoneó por las pequeñas salas de espera dispuestas alrededor del patio central con la misma suerte. A su paso, se detuvo ante el fragmento de Machado y leyéndolo completamente embobado.
En ese momento, Julia, salía de los lavabos del fondo del pasillo en dirección al andén sin reparar en que aquél desconocido podía andar buscándola para entregarle su prenda.
- ¿Le gusta la poesía, amigo? –preguntó, Braulio, el ferroviario.-
- Es apasionante ¿no cree?
- No, que va… el que conduce es Germán, yo de volante…
- No, le digo que la poesía de Machado es apasionante.-insistió, Adrián.-
- No se esfuerce, viajero. Ya le dije que está como una tapia.-explicó, riendo Germán.-
- Le hablaba del poema de “Campos de Castilla”.-contestó, al tiempo que vio salir con el rabillo de ojo a Julia, hacia el exterior.- Perdonen amigos, si me disculpan…-añadió, dejando a ambos compañeros con la palabra en la boca y saliendo a la carrera hacia el andén.-
Las azafatas, para contentar a los viajeros que empezaban a impacientarse, se afanaban en entregar pequeños bocadillos y mini-briks de zumos, tras rebasar los cuarenta minutos de espera desde que el tren se detuviera con la certeza de que no había demasiadas expectativas de que el arreglo llegase pronto.
- ¡Perdón, señorita!-gritó, Adrián, comprobando que Julia, se perdían entre un grupo de mujeres que soltaban grandes risotadas.-
igualmente besos compartidos.
Un abrazo
Abrazos
Julia, con gran esfuerzo, puesto que los escalones estaban bastante altos, entró de nuevo en el vagón.
Las mujeres que estaban reunidas, fuera de la máquina, comentaban la tardanza en reanudar la marcha y empezaron a impacientarse. Al día siguiente, bastante temprano, acudirían a una manifestación contra la carnicería de animales para hacer abrigos de piel, entre mucho de los carteles que decoraban sus asientos se podía leer un de ellos que decía “¿Cuántas vida para un abrigo?”
La más alta de todas estaba dando las instrucciones oportunas para que todo saliera según lo previsto;
- Cuando lleguemos al hotel, en una de las habitaciones, ensayaremos el desnudo –decía a viva voz- nos quitaremos toda la roma y nos tumbaremos de forma que nadie tape a nadie. Recordad que seremos muchas las personas allí congregadas y todo tiene que salir perfecto.
- Pero, ¿no crees que pasaremos algo de frío? –añadió una de ellas dando una calada a un cigarrillo de liar-
- Pues si piensas eso, todavía estás a tiempo de no participar –sentenció de forma rotunda la coordinadora y nadie más tomó la palabra-
Cuando Julia llegó a su asiento, María, su compañera de viaje, aún seguía leyendo aquella misteriosa novela,
- ¿Qué tal Julia?, ¿qué es lo que ha pasado?
- Pues sinceramente no lo sé, simplemente he visto a dos operarios, pero creo que nada tienen que ver con las operaciones de mantenimiento o arreglo de un locomotora, están todo el tiempo barriendo
- Ajá!!, pues no sé lo que estarán esperando para que esta máquina se ponga de nuevo en camino, estoy un poco cansada de estar tanto tiempo esperando –dijo resoplando la simpática compañera-
- Yo también estoy un poco aburrida –dijo Julia cuando una persona inesperada hizo que la voz le cambiara de tono y la sonrisa le llegara de oreja a oreja-…”
besos compartidosssssssssss¡!
- ¡Eh, Colega! –gritó desde el anden su incomodo compañero de viaje.-
- (¿Y ahora que querrá éste?) .-pensó, apunto de adentrase en el vagón.- ¿Qué te sucede? –preguntó, de no muy buenas ganas.-
- ¡Que te has perdido los bocatas que han repartido! , te andaba buscando pero no te encontraba por ningún lado, pibe.-contestó, el muchacho para su sorpresa.-
- Vaya, hombre, muchas gracias.-dijo, sonriendo.- pero no te apures, no tengo mucha hambre.-
- Vale, vale, colega, no vemos dentro de un rato, voy a ver si pillo otro para el camino.
- De acuerdo, hombre, vete tranquilo.-añadió, Adrián, riendo abiertamente y asintiendo con su cabeza.-
Al adentrarse en el vagón, miró a derecha e izquierda intentando adivinar la dirección que habría tomado la dueña del dichoso jersey. Llevado por su instinto, giró a su izquierda y se topó con una joven que animosamente parecía saludar de espaldas a otros viajeros.
- ¡Julia! , ¡Es increíble! ¿Qué haces aquí? –exclamaba, gesticulando con sus brazos.-
Por fin, al situarse junto a ésta pudo descubrir que se estaba dirigiendo a la dueña de la prenda en cuestión. Julia, con su radiante sonrisa se incorporaba para abrazar a su amiga Miriam, a la que hacía años que no veía al tiempo que miraba al recién llegado queriendo relacionarlo con ella.
- Hola.-dijo, Adrián.-
- Hola.- contestó, Miriam, para sorpresa de Julia.- ¿Acompañas a Julia? .-preguntó, interesada y dejándole paso.-
- No, verá…la verdad es que no os conozco, tan solo es… que tengo algo que le pertenece a tu amiga.-explicó, Adrián, quedando completamente prendando de la belleza de Julia, mientras María, perpleja cerraba el libro para contemplar la divertida escena.- Perdona, pero tengo un jersey que creo que olvidaste en la estación-añadió.-…”
ME GUSTAAAAAAAAAAAAAAA¡!
BESITOS COMPARTIDOS:)
BESOS PARA LOLA Y TOMAS.
- ¿Cómo?, ¿un jerseys? –titubeó Julia-
- Pues sí, cuando te levantaste del sillón de la estación lo recogiste todo menos esta prenda –alzó el brazo, un ilusionado Adrián, para mostrárselo-
- Ya recuerdo, de hecho hace poco me entró frío y cuando miré en mi cintura no lo tenía atado, pensé que lo había perdido…No sabes cuanto te lo agradezco.
- No tienes nada que agradecer chiquilla, no me costó trabajo alguno recogerlo, pero si te digo la verdad pensé que no te vería a lo largo del viaje. Por sorpresa te vi salir de la estación y decidí seguirte para entregártelo
- Jajajaja!!!, llevas toda la razón, me podía haber bajado en la estación anterior o ni si quiera coincidir contigo, pero ya veo que el destino se deja ver en alguna que otra ocasión.
Miriam se dedicó a escuchar aquella conversación que, por sorpresa, se había encontrado en aquel vagón. Su amiga Julia seguía como siempre, agradable con cualquier persona que se le acercarse, la sonrisa en la cara y escuchando a todo aquel que quisiera decirle algo, no había cambiado.
Mientras tanto, María lo seguía todo sentada desde su asiento, no le apartaba ojo a su compañera de viaje, atendía con atención cada una de las palabras que allí se estaban cruzando.
-Bueno, no quiero interrumpir más vuestra conversación, así que aquí se lo dejo –apoyándolo sobre el respaldo del asiento-
- Muchas gracias de todo corazón, tenía mucho cariño a este jerseys y ha sido una sorpresa tenerlo de nuevo entre mis manos, como ya le he dicho antes, lo daba por perdido
- Hasta luego chicas, que tengáis buen viaje –se despidió Adrián con ganas de quedarse, no sabía lo que le pasaba, pero algo en su interior le decía que no se apartara de ese estrecho lugar del tren-
- Igualmente, muchas gracias y deseo que también tengas buen viaje –sonrió Julia, sin apartarle la vista-…”
besos compartidos¡!
Una gran mayoría gritaba fuera de sí por lo que supondría un retraso de ese prolongado espacio de tiempo en sus respectivas vidas. Otros en cambio intentaban tranquilizarlos frenando los insultos que vociferaban sin miramiento alguno contra los empleados de la compañía ferroviaria.
Adrián, sonreía recordando lo que hubiese supuesto en su ajetreada y estresante agenda un retraso de dicho calibre. Ahora, sin embargo le daba exactamente igual ocho que ochenta, y aunque no pensaran lo mismo las futuras manifestantes en pro de los derechos de los animales, que veían caer al traste sus planes de desfilar desnudas ante el prestigioso fotógrafo judío, Ronald Tibermann, a él le traía al pairo la avería. Es más le estaba resultando incluso divertida la aventura, y mucho más si se detenía a pensar que con ello ganaba tiempo para conocer más a fondo a la desconocida que había perturbado felizmente su viaje.
Con tranquilidad se acercó al coche de la cafetería y pidió un café en vaso de plástico, para disfrutarlo en el andén en compañía de un cigarrillo.
- ¡Eh! Colega ¿quieres un refresco? –Preguntó, riendo Adrián, a su compañero de viaje, que a dos carrillos engullía uno de esos bocadillos que habían repartido.-
- Gracias tronco, estaba a punto de atragantarme.-contestó el joven.-
- Pero, apaga de una vez ese chisme y disfruta de una simple conversación.-indicó, Adrián.-
Mientras disfrutaban del singular acercamiento, Julia, junto a sus amigas cruzaba por delante de ellos saludando animosamente con la mano.
- Parece que le gustas a la chavala… Es muy guapa…
- Venga…, no digas tonterías.-dijo, Adrián, al tiempo que ponía cara de bobalicón al devolverle el saludo con una sonrisa a Julia.-
- Lo que tu digas, pero la tienes en el bote, tronco…”
Me teneis en el bote troncos jajajj.
Beso compartido :)
Muchísimas gracias por pasar y dejar tu firmita jeje. Me hago seguidora tuya!
Y por cierto esta bastante interesante tu entrada.
Un beso!
-Si, si, pues menuda coincidencia y, para no conocerla de nada las pupilas te han brillado bastante, si la conocieras…no te digo nada… -se burlaba el joven poniéndose la gorra al revés-
-Jajajajajaja!!!, mis pupilas brillando???, pero qué estás diciendo? Creo que ves cosas raras, esa música todo el día puesta en los oídos te está haciendo ver cosas que son –sonrió un sonrojado Adrián, mirando hacia otra parte buscando a Julia-
Julia, caminaba junto a Miriam y María, por los alrededores de la estación. No paraban de charlar e intercambiar opiniones. Aquella parada fortuita parecía no haberles afectado en absoluto, tomaron aquellas horas como una gran oportunidad de reencuentro y como ocasión para conocer a personas nuevas.
-Oye María cuéntanos algo de ti –preguntó Julia a su compañera de viaje-
-Pues no sé muy bien que contaros, os diré que soy de un pueblo de Barcelona y que después de pasar unos días en Sevilla retorno hacia mi hogar. Reconozco que me voy triste porque me dejo mucho en la ciudad de los sueños, pero a la vez muy feliz porque mi gran amigo Tomás ha presentado su novela en dicha ciudad, toda una pasada –adjuntó ilusionada María-
-Que bien!!!, me alegro muchísimo por tu felicidad y por la presentación de esa novela que tan intrigada me tiene –respondió Julia-
María, era una persona muy extrovertida, enamorada del poder de la naturaleza y creyente acérrima de un Buda que decoraba el salón de su casa. Solía regalar cuarzos de colores a sus amigos eligiéndolos dependiendo del color que los identificara y siempre estaba ideando cosas para hacer feliz a las personas que, aun en la distancia, sentía cerca…”
besos.
Besos compartidos :)
Pd.Angelitos,¿de quien crees que puede ser?
- Vas a coger frío, tronco…
- No te preocupes, enseguida voy.-contestó, Adrián.-
Vio pasar a las acompañantes de ella muy sonrientes e inquieto decidió salir a su encuentro. Tal vez estaría aún en el interior de la estación y esto propiciaría un encuentro casual para volver a cruzar unas palabras con Julia.
- ¿Dónde va, amigo? ¿A ver si sale el tren y le deja aquí? –Indicó, Braulio, el ferroviario, al verlo entrar de nuevo en la estación, mientras, Adrián, le contestaba devolviéndole una sonrisa.-
Se adentró en la ya prácticamente desierta estación, de la que salían algunos viajeros de la zona de los servicios, y vio venir a Julia hacia él.
- ¡El salvador de mi jersey!-exclamó con una sonrisa resplandeciente en su rostro.-
- Vaya, nos volvemos a encontrar.-contestó, Adrián, pensando que se le podían haber ocurrido otros argumentos para saludarla y que pareciera casual el saludo.-
- No era muy difícil, ¿no cree? –contestó, Julia, para confirmar la absurdez de su respuesta.-
- Pues sí, llevas razón. Tus amigas se han subido ya al tren.
- ¿Y tú te quedas? –preguntó, riendo.-
- No, si aún no nos vamos, pero la gente empieza a tener frío…
- Es broma.-contestó, Julia, haciéndolo sentir ridículo.- ¿Me dejas que te invite a algo?
- Mejor te invito yo.
- No, invito yo. Es lo menos que puedo hacer por la persona que ha custodiado mi jersey durante todo el trayecto.
- De acuerdo. ¿Vamos al tren?
- No. si te parece sacamos algo de las máquinas y no sentamos en uno de estos bancos… estaremos más tranquilos.
- Como quieras.-contestó, Adrián, intentando disimular el frío, para no perder la posibilidad de quedarse a solas con ella.-…”
aguanta machote jajajaj.
Besos compartidos:)
Había dos máquinas, juntas y atadas por dos grandes cadenas con candado en punta para que nadie se las llevase, llenas de luces de colores que contrastaban con el gris de aquel lugar perdido.
Bebidas en una de ellas, aunque había algunos huecos vacíos, y cosas para comer en la otra, que más que comer se podría decir que era colesterol empaquetado, snack de todos los tipos y chocolatinas de todos los sabores.
-¿Qué te apetece de beber?- preguntó Julia a su acompañante sin apartar la vista de las chocolatinas.
-Umm… pues me tomaré algo sin gas, ¿hay trina de manzana? Si hubiese es lo que me gustaría tomar.
-Pues estás de suerte amigo, hay lo que deseas tomar, yo me tomaré lo mismo que tú, así no nos pelearemos- bromeó Julia dedicándole una pícara mirada.
Adrián, mientras Julia sacaba dinero de su monedero, la miraba fijamente y sentía algo muy extraño en su interior. No la conozco de nada, pero me inspira una confianza extrema –se dijo sin apartar los ojos de su cara-
-Ya está, toma, uno para ti y otro para mi, ¿de comer quieres algo?, yo me sacaré una chocolatina de chocolate blanco, son mis preferidas- sonrió Julia.
-No, no te preocupes no me apetece comer nada ahora mismo, muchas gracias guapa-.
El frío arreciaba el apeadero de la estación y Adrián ya no podía disimular el movimiento de su cuerpo debido a los escalofríos, y sin pensarlo dos veces le pidió a Julia que buscara otro lugar para resguardarse un poco de aquella bajada de temperaturas…”
Un besazo.
Gracias por este capitulo,sigo esperando mas.
- Esto es otra cosa, me estaba muriendo de frío.-dijo, Adrián, frotando sus manos.-
- Es cierto. De que manera bajan las temperaturas en este dichoso lugar.-contestó, Julia.- ¿Quieres un poco de chocolatina? –volvió a preguntar acercando el dulce hasta rozar suavemente las manos de su acompañante.-
Adrián, pareció repasar con hábil rapidez la situación que estaba viviendo. Pensaba en como era posible aquél idílico momento. Tan solo hacía una semana que había roto su entretenida relación con Raquel, una niña pija, bien relacionada y heredera de los grandes almacenes de textil “Ripollet”, que había arrojado en su declive unos resultados de los más tortuosos y completamente insostenibles. Por ello había jurado darse un tiempo de completa soltería antes de iniciar una nueva relación.
Un tiempo en el que encontrarse a si mismo, un tiempo para realizar proyectos aparcados, un tiempo en el que confirmar que su estrés por motivos laborales se había esfumado, y sobre todo un tiempo en el que no caer, a las primeras de cambio, ante las tentadoras redes de otra mujer. Tenía como una de sus metas la nula dependencia hacia relaciones serias, ya que a la larga por experiencia se convertían en conflictivas. Su promiscuidad, era un rasgo remarcado en su personalidad y del todo incomprendido por las mujeres que habían ocupado últimamente su vida, pero aquella mujer con preciosos ojos negros y sonrisa embaucadora, que tenía frente así ofreciéndole chocolate, estaba tentándolo desde el minuto uno en que la vio en la estación de Sevilla, antes de partir.
- Gracias, Julia, tu insistencia es seductora.-contestó, al fin Adrián.-
- Uff!! No te puedes ni imaginar lo insistente que puedo llegar a resultar a veces.-contestó, con sonrisa picarona, acercando el chocolate a su boca.-
Guiado por un impulso irracional, Adrián, se inclino a tomar la chocolatina culminando el gesto con un suave beso en los labios de Julia, que más allá de quedar sorprendida respondió dejándose llevar por el gesto de aquél hasta ahora desconocido…”
BESITOS COMPARTIDOS:)
Al poco se miraron a los ojos, temiendo que se rompiera aquél momento mágico, y la voz destemplada de uno de los empleados de renfe indicaba que el tren reanudaba su marcha en breves instantes, rompiendo el encantamiento de aquellos recién conocidos.
- Parece que nos marchamos.-dijo, Julia, susurrando a su oído.-
- Justo cuando no quería que….
- No digas nada, desde hoy estos serán nuestros momentos…
- ¿Pero…?
- Lo sé, desde hoy entre nosotros no hacen faltas las palabras.-aclaró, Julia, besando suavemente su boca.-
- Julia, ni tan siquiera se cual es tu destino…
- Yo el tuyo tampoco, pero no hace falta.-volvió a repetir.-
- ¿Te volveré a ver? –preguntó, Adrián, acariciando su rostro con el dorso de la mano.-
- Tan sólo es un alto en el camino…
- Tu camino y el mío están unidos desde el momento que te vi en la estación.
- Creo que desde antes…-contestó, Julia, volviéndolo a besar.-
- Tal vez si me dices donde vives, a donde vas…
- No hará falta. Si el destino lo desea nos volveremos a encontrar.-sentenció, Julia, incorporándose del banco, ofreciendo su mano para ayudarlo a levantarse.-
Paseando lentamente como dos adolescentes llegaron hasta el andén. Desde la ventana, María, hacía señas a su compañera de viaje para que subiera al tren que estaba a punto de echar a andar. Adrián, en lo más profundo de su corazón sabía que volvería a verla. Sabía que su destino era revivir ese momento que acababa de gozar junto a ella…”
CONTINUARÁ- Un beso, Lola.
Un beso compartido,pero de los mas grandes que tengo para "LOS MAS GRANDES".
Aunque esta vez, desde el minuto cero, tenía la impresión de que aquel viaje cambiaría, de nuevo, el rumbo de sus velas. Una corazonada le susurró que no merecía la pena mendigar amor y que había personas dispuestas a darlo todo por ella, así que al subir al tren ya pensaba en qué le depararía la vida.
Adrián se adelantó y subió antes que ella, de manera que así la ayudaría desde arriba. Cogió la mano de Julia, la acarició y la miró a los ojos, y con un suave tirón la introdujo en el vagón. La fuerza hizo que ambos cuerpos quedasen pegados y sin reparo alguno se dieron un largo beso, a modo de despedida, antes de que cada uno se fuese a ocupar sus asientos.
- Hasta pronto Adrián, seguro que el destino juega de nuestra parte- guiñó la joven.
- Eso espero, no deseo más que volverte a ver y besar tus dulces labios- dijo Adrián con cara de felicidad y preocupación a la misma vez-
- No te preocupes cielo, volveremos a encontrarnos y entonces…- dejando la frase sin terminar se perdió entre la gente-
- Hasta pronto mi vida- quedó inmóvil Adrián perdiendo la vista en el cuerpo de Julia-…”
BESOS COMPARTIDOS.
MUXUS
Un abrazo
- Eso tenía que haber ocurrido…-suspiró, Adrián.-
- No te entiendo, tronco.-contestó el joven.-
- Ni yo tampoco.-sentenció, Adrián.- anda vamos a descansar un poco, y a ver si llegamos de una vez.
La contestación de Adrián a Miguel, era más bien para quitárselo de encima, ya que antes llegaba andando a su destino que conciliaba el sueño en busca del descanso. Apoyando su cabeza contra el respaldo, repasaba cada segundo junto a Julia, y se sentía completamente erotizado. Su pensamiento y la sin razón del enamoramiento repentino lo llevaba a querer besarla otra vez. Necesitaba sentir el tacto de sus labios en los suyos, y preso del nerviosismo hacia el ademán de levantarse para ir en su busca, pero por lo contrario se sujetaba así mismo. (Ella me ha dicho que nos veremos si el destino lo cree oportuno) –Pensaba.- (eso se puede considerar una despedida, ¿Qué me estoy creyendo?, no se nada de ella ni de su vida ¿y me creo con derecho, por haberla besarla circunstancialmente, de entrometerme en ella?) –Se decía.- (Y yo, que estoy haciendo, no puedo volverme loco por una desconocida) –añadía, para su desconsuelo.- (¿Y porqué no?, el destino la ha puesto en mi camino, y deseo besarla…)
- ¡Eh! ¡Eh, tronco! –gritaba, Miguel, tocando su hombro.-
- Si dime. -contestó, Adrián, saliendo de su duermevela de inquietud.-
- Que me bajo aquí, que ya he llegado a casa ¿tu sigues camino?
- Si a mí aún me queda, ¿Qué hora es?
- Pues han pasado dos horas desde la avería, ¿en qué piensas?
- Nada, nada… bueno, Miguel, que te vaya bien.
- Pues claro, ¿Cómo sino iba a irme? –bromeó el chaval.- Ya nos vemos, ¿vale tío?
- Vale, tronco.-contestó, Adrián, que en el fondo le había tomado aprecio al joven de la música infernal.-…”
besos compartidos¡!
Un abrazo
-¿Qué tal muchacha?, un poco más y te quedas en la estación, jajaja- bromeó de forma pícara María.
- Que va mujer, si simplemente hemos hablado un ratito- justificaba entre risas Julia.
- Claro, si yo no digo lo contrario, quién dijo que no hubieras estado hablando, por Dios si yo no he pensado otra cosa, ¿qué creías?
- Jajajaja, pues llevas razón he contestado a una pregunta que no me has hecho, vaya tela como estoy…-suspiró la joven.
- No te preocupes guapa, las cosas pasan y la mayoría de las veces no le preguntes la razón, son y punto. El destino hace que dos almas se unan sin haberse conocido antes, cosas curiosas, pero bellas, ¿no crees?- preguntó María.
- Pues sí, llevas toda la razón, pero yo ahora no quiero pensar en nada ni en nadie, necesito calma en mi vida personal y no pretendo precipitar nada, ¿me entiendes?
- Claro que te entiendo, aunque no sé cuál es tu pasado, pero te diré algo, algunas veces la vida no te da tregua para tomar o empezar otro camino, te lleva de la mano sin darte cuenta. Cuando una puerta se cierra una ventana enorme y colmada de flores se abre, eso tenlo siempre presente- adjuntó la que se estaba convirtiendo en una buena amiga.
-Puede que lleves razón María, pero ahora necesito relajarme y lo que tenga que ser será, así que si no te importa intentaré dormirme un poco antes de llegar al fin del trayecto, ¿vale?
- Vale pequeña, descansa y sueña, yo estaré a tu lado.
Después de aquella parada fortuita, la vida de Julia empezaría a cambiar a pasos agigantados, sus pupilas brillaban con destellos de luz y su corazón parecía salirse de su cuerpo…”
Besos compartidos:)
Las azafatas, pasaron sin hacer demasiado ruido anunciando que en unos cuarenta minutos llegarían a Zaragoza, última parada del tren, que llegaba con cuatro horas de retraso a su destino.
Adrián, para despejarse decidió tomar un último café. Al llegar al coche-bar, parecía raro que hubiese tan poca gente, pero tampoco era tan de extrañar, ya que el ochenta por ciento de los viajeros, roncaban a pierna suelta en sus asientos.
- Señorita, por favor. Me pone un cortado de café con leche templada.
- Como no, ¿Algo de comer, caballero?
- No gracias, solo el café.
Retirándose al mostrador de una de las ventanas, su corazón palpitó de nuevo al ver a María, entrar en la cafetería saludándolo con la mano. Cortésmente, respondió tímidamente al gesto, con la esperanza de ver entrar en cualquier momento a Julia, pero no fue así.
- Hola, al fin vamos a terminar el viaje…-indicó, María, acercándose a el con un café solo y humeante en sus manos.- ¿le importa si me quedo aquí?
- No, claro que no.-contestó, Adrián, apartando su taza y el libro que estaba leyendo, para hacer sitio en el pequeño mostrador.- ¿Vive en Zaragoza o viene a hacer turismo?
- Un poco de turismo…necesitaba realizar un viaje en el que encontrar mi propia soledad. Ya sabe sin niños, ni amigos, ni marido… Yo vivo en Barcelona.-añadió, aclarando su procedencia.-
- Vaya, pues parece que andamos buscando un mismo fin, aunque lo mío espero que dure más tiempo.-contestó, Adrián, sonriendo.- A mi no me espera nadie… o eso espero.-añadió.- Me refiero a nadie que pueda ya interferir en mi día a día… porque si que me esperan la familia y los buenos amigos, claro.-aclaró, Adrián, haciendo sonreír a María.- ¿Y sus amigas?
- ¿Mis amigas? ¡ah! , lo dice por Julia, y la otra chica… Las he conocido a lo largo del viaje, pero no son mis amigas… buenas chicas, ¿verdad? –preguntó sin dejar contestar a Adrián.- ya lo vi charlar con Julia…es una buena chica, créeme.-añadió socarronamente…”
Besitos compartidos:)
- A mí me ha dado la misma impresión, he visto en ella una caja de ilusión que aún no ha encontrado la persona ideal para compartir todo lo que lleva dentro. En este largo, y la vez corto, espacio de tiempo he visto en ella transparencia en su corazón, deseos de cambio y ganas de gritar a los cuatro vientos que ama a la vida, no sé quizás me equivoque, pero ha sido mi impresión- concluyó María dando un sorbo a su café.
- Creo que llevas razón, sinceramente no la conozco de nada, pero tengo la sensación de que está en mi vida desde hace mucho tiempo. Hemos hablado poco tiempo, pero considero que ha sido lo suficiente para que pueda saber como es a la perfección, no sé, es algo que no puedo explicar.
- No te preocupes, sé lo que quieres decirme y comparto contigo la idea que tienes de ella, es una persona que se hace querer.
Ambos pasajeros estuvieron hablando algunos minutos más hasta que decidieron ocupar de nuevo sus asientos porque el trayecto estaba llegando a su fin. Una estación más y el viaje habría finalizado.
- María, dale recuerdos a Julia de mi parte, dile que confío en el destino- volvió la cabeza Adrián para dar el recado que su corazón quería.
- Está bien hombre, se los daré de tu parte. Por cierto!!!, nunca dejes de confiar en ese destino, es el que nos lleva de un sitio para otro, el que nos mueve y el que pone a personas en nuestro camino que jamás hubiéramos reparado en ellas, nunca lo olvides. Que lo pases bien!!!
- Igualmente, disfruta de esto días de soledad y gracias por la conversación, hasta pronto, María…”
Tal vez, jamás fue comprendido por ninguna de ellas al cien por cien, o tal vez era un tipo raro como decían la mayoría. Lo cierto es que se sentía un alma y un ser libre. Libre para amar y desamar, para compartir o para levantar sus alas en busca de otra nueva libertad que le ayudara a volver a soñar. En definitiva un soñador despierto, hastiado de monotonía y de reglas pactadas. Necesitaba en cada momento sentirse vivo y ambicionar esos momentos mágicos en los que compartir su amor, su pasión y sus aventuras.
Adrián, que siempre había creído en un amor sin ataduras eternas, adoraba a la mujer. A la mujer en toda su extensión. Veneraba de ellas tanto sus encantos, como su astucia, su perseverancia, su mordacidad, su hedonismo, sus capacidades para ser fieles a unos principios, y hasta envidiaba la virtud de poder engendrar la vida de otro ser en sus vientres.
¿Pero que le estaba pasando con, Julia? , volvió a preguntarse. Creía estar convencido de que era completamente diferente al resto en las que había pensado hacía tan solo un rato. La veía tan parecida a él, que le asustaba pensar que ella pudiera pensar en él de la misma manera. Acababa de besar sus labios, y parecía como si su boca le hubiese pertenecido desde siempre. Su mirada, le hacía juicio de complicidad y entrega, y sus manos lo acariciaban como si conociese cada palmo de su piel.
Hasta su mejor amigo de viaje, su corazón, latía a otro ritmo cuando ella estaba cerca. Se trataba de un ritmo desconocido. Un ritmo, alejado del momento por el que simplemente te dejas arrastrar por la lujuria. Era un ritmo, mucho más profundo. Cargado de pasión, pero a la vez sereno…
- Señor, hemos llegado a Zaragoza, gracias por confiar en nosotros y perdone por las molestias. En la ventanilla número cinco de la estación le devolverán el importe de su viaje.-indicó, gentilmente una azafata, despertándolo de un dulce duermevelas.-
- Muchas gracias, señorita.-contestó, Adrián.-, pero no he de perdonarles absolutamente nada. Ha sido uno de los viajes más felices de mi vida, gracias-añadió, con una enorme sonrisa en los labios, que contagió a la empleada…”
Adrian,Julia podeis continuar,por favor.
Besos compartidos.
Julia bajó un poco mareada y sin orientación, no sabía hacia donde dirigirse para que le devolviesen el importe íntegro del billete. Nadie saldría a su encuentro, aquella persona que tantas veces la esperaba con ganas de besar sus labios se marchó a otro puerto. De la noche a la mañana aquel amor desapareció como por obra de magia, una simple llamada bastó para terminar con una bonita relación que se encendió en una noche de verano.
Eran tantos los recuerdos vividos en aquel apeadero que, sin quererlo, sus lágrimas empezaron a fluir con nostalgia, rabia y dolor.
Comenzó a caminar hacia donde lo hacía todo el mundo. Sacó un pañuelo del bolsillo y secó las saladas gotas que resbalaban por sus mejillas.
- ¿Qué te pasa pequeña?, ¿por qué lloras?- le sorprendió María
- Uy!!! No te esperaba, bajaste tan ligera que te perdí el rastro, pensé que no te volvería a ver-.
- Pues aquí estoy de nuevo, fíjate aparezco a tu lado cuando creo que necesitas hablar con alguien, ¿verdad?- peguntó María pasando el brazo por encima del hombro de Julia.
- Ay, María!!! Son tantas las cosas que me gustaría contarte que necesitaríamos toda una noche…Hoy ha sido un día muy intenso, he vivido emociones muy fuertes, he conocido a personas estupendas, he visto a una amiga que hacía mucho años que no veía y ahora cuando llego aquí parezco encontrarme vacía. No entiendo nada de lo que me está pasando, pensé ser más fuerte, pero la debilidad del alma vuelve a tumbarme.
- No te preocupes cielo, no sé cuáles serán tus planes, pero los míos quedan supeditados a lo que tú quieras. Soy todo oídos para tu voz y el tiempo se parará para poder regalarte ese tiempo que necesitas, ¿quieres?-.
- No sé María, no quiero interrumpir estos días de vacaciones que tienes, me sabe mal robar tu espacio de ocio para contarte mi vida-.
- Te lo digo de corazón Julia, estoy a tu lado y no me moveré hasta que vea una sonrisa sincera en tus labios, vale??-.
- Ufff, apareces en el momento justo cuando creía derrumbarme, si te parece vamos a la oficina de devoluciones y nos vamos a tomar unas cervezas, estoy seca del viaje-.
-Genial, vamos deprisa que no podemos perder el tiempo…”
Julia, la verdadera amistad no se mide por el espacio de tiempo compartido con una persona,creo que ha Maria le apetece más una clarita con blanca jajajajaj.
Besos compartidos.
Así pues, evitando cruzarse con ellas, muy a su pesar, renunció a ponerse en la larga cola donde le devolverían el dinero del viaje, y tomando su maleta dio media vuelta para salir de la estación.
Hacía un poco de frío, y el cielo que entoldaba la ciudad de la Pilarica, distaba mucho del azul intenso sevillano al que estaba acostumbrado. Sacó un jersey de su equipaje y se alejó caminando lentamente, sin rumbo aún definido. Atrás dejó la fila de taxis que aguardaba en la puerta de la estación. En esta ocasión lo había dejado todo al azar. Atrás quedaban los viajes perfectamente planificados en los que su secretaria se encargaba de reservar hoteles y restaurantes para él. Había decidido cambiar de vida, y eso significaba también dejarse llevar por los impulsos de cada momento. Se alojaría donde le gustase en el momento que desease y comería en el momento que tuviese hambre y donde se terciara. Lo mismo le daba un restaurante de tres tenedores, que comer un bocadillo sentado en un banco de cualquier parque. No debía haber nada que lo amarrase a ningún sitio ni a nadie, ese era el convencimiento con el que salió de casa.
Pero había una cosa que parecía no poder obviar, ¿por qué lloraba, Julia? ¿Y que más daba?-volvía a preguntarse, maldiciendo su contradictoria postura.- Dio marcha atrás y volvió a entrar en la estación, para dirigirse hacia la ventanilla de devoluciones.
En un abrir y cerrar de ojos, los rostros conocidos que habían acompañado su ajetreado viaje, se habían esfumado, y a su vez a Julia y María, parecía que se las había tragado la tierra. Recorrió con paso decidido todas las dependencias y bares de la estación, pero ni rastro de ella. (Las cosas no se deben pensar tanto…-pensó, moviendo negativamente la cabeza y a punto de perder sus ojos en el rastreo del lugar.-) Dando una pequeña carrera, con la maleta a rastras, salió de nuevo a la calle. Desde allí, le pareció verlas montar en unos de los primeros taxis, de la fila, pero llegó demasiado tarde para confirmarlo.
Suspiró, y recuperando el aliento después de tanta carrera, volvió a echar a caminar en busca de esas aventuras que presumía, ayudarían a escribir su novela.
Una voz a lo lejos le detuvo gritándole;
- ¡Eh, Señor!
- ¿Le conozco? .-preguntó, Adrián, al llegar el desconocido hasta él.-
- La verdad es que no, pero no pude evitar oírle en la cafetería del tren
- ¿A que se refiere?
- Le daba consejos de inversión a unos jóvenes interpuestos entre nosotros.-indicó, el hombre, dibujando una gran sonrisa en sus labios.-
- ¿Y?
- Pues no se que harían ellos, pero… tome esos consejos al pie de la letra y me he ganado unos miles en cuestión de minutos.
- Vaya, no sabe cuanto me alegro.-contestó, satisfecho, Adrián.-
- ¿Me deja que le invite a una cerveza? , es lo menos…
- ¿Y porque no? No sabe cuanto me alegra que ganara, amigo –volvió a repetir, vanidoso de su profesionalidad …”
¿SU NOVELA?, CREO QUE TODOS TENEMOS ALGUNA NOVELA POR ESCRIBIR.
BESOS COMPARTIDOS.
¿ os acordais de esto?
...Vanidoso de su prfesionalidad,yyyyyyyyyyyyyy?,venga yaaaaaaaa¡!
:O)
Bueno lo dicho,que te pongas las pilitas pronto GUAPAAAAAAAAA¡!
Besitos compartidos.
Un besazo
Julia, que ya se había olvidado de aquellas lágrimas que surcaron su rostro al llegar al apeadero, miraba fijamente cada rincón y azulejo que llenaban de historia aquella ciudad salpicada de palacios y conventos. Pudo leer en uno de ellos “Muy noble, Muy leal, Muy heroica, Muy Benéfica, Siempre Heroica e Inmortal”, eran los títulos que Zaragoza se ganó a pulso tras el asedio de las tropas napoleónicas.
Caminaban las dos amigas sin mediar palabra, iban embelesada cada una en sus pensamientos, hasta que repente se toparon con una cervecería. Aquel lugar lleno de encanto hizo que María y Julia se interesasen en entrar y descubrir lo que su interior escondía. En la puerta un letrero de forja señalaba que habían pasado más de dos siglos por delante de ella. El serrín del suelo y la historia en sus paredes, llenas de parches, invitaban a hacer un viaje a través del tiempo. No había taburetes, sólo una gran estancia con originales grifos, que ya no estaban en uso. Una legendaria trastienda daba profundidad al pequeño habitáculo, acompañaba de una vieja chimenea que en día de intenso frío aún se seguía encendiendo para proporcionar calor a los clientes.
Se inmiscuyeron hasta el corto final del lugar y en dos tablas puesta de forma de escuadra se sentaron y respiraron profundamente anunciando agotamiento de un viaje largo lleno de peripecias y aventuras.
-Dos cervezas por favor!!!- gritó desesperadamente Julia.
-¿Tubo, caña, tercio, botellín, jarra, pinta, mediana, quinto…?- preguntó el camarero de forma irónica viendo la necesidad de la joven de llevarse a su garganta algo frío-.
-¿Cómo?, ¿tantos tipos de vasos tenéis?- sonrío Julia mirando a su compañera encogiéndose de hombros sin saber cuál sería la mejor-.
María comenzó a dar carcajadas al ver la cara de preocupación de Julia, y el camarero, un tipo delgado con pelo canoso y fiel amigo de una tiza que pintaba sus patillas, guiñó a María para que siguiera el juego.
-Usted dirá señorita, ¿en que recipiente le pongo la ansiada cerveza?
Julia, que no se lo pensó dos veces, dijo de forma rotunda -ponga el vaso más grande que tenga usted en esta taberna, me muero de sed y durará poco entre mis manos, no puedo más y a la simpática de mi amiga le pones otro igual- sonrío de forma pícara al mirar hacia atrás…”
Un rebeso chulaaaaaaaaaaaaaa¡!
:O)
Besos de los que tu sabes guapa
Besos
Serían casualidades del destino, como Julia, predijo o cuestiones del azar, pero aquella coincidencia le iluminó la mirada hasta hacerlo sonreír.
- perdona un momento amigo.-indicó a su acompañante, que ensimismado le planteaba la posibilidad de que subieran los valores de una petrolera sudamericana.- ¡Camarero! –Gritó, en medio del barullo reinante en la taberna.-
- Un momentito, caballero…no ve que estoy ocupado.-contestó, el empleado sin levantar la mirada de la cuenta que ajustaba con precaución a un grupo de estudiantes que pretendían timarlo con el número de cañas tomadas.-
- Bien, cuando usted pueda.
- ¿Quieres otra caña? –preguntó, el azaroso inversor, extrañado de que acababan de ser atendidos.-
- No, que va, es que… quiero invitar a unas amigas.-contestó, levantando su mano para llamar la atención de ambas.-
- Vaya, ¿amigas de las finanzas también?
- No hombre, a ver si cree que todo lo me rodea está mezclado con el dólar.-contestó, riendo.-Las conocí en el tren, ¿no le suena la cara de alguna de ellas?
- La verdad es que no. Ya sabe que me moví más bien poco del conche de la cafetería.
- A ver, perdone el caballero, pero no podía distraerme con las cuentas de esos muchachos. El más tonto es capaz de coger el traspaso de la Pilarica.-dijo, el camarero, interviniendo en la conversación.-
- Esta juventud.-exclamó, Adrián.- vera quiero que invite a unas cañas a las damas que están allí al fondo…
- Vaya, vaya…recién llegado y ya intentando ligar, ¿eh? –bromeó el veterano camarero.- Los tiempos han cambiado, caballero.-añadió, agarrado al tirador de cerveza.- Ahora, son ellas las que invitan, ¿no se ha enterado?
- Está usted, muy puesto por lo que veo.
- Hombre, ya a mi edad no es que…, pero ya sabe trabajando detrás de una barra uno vez muchas cositas…, y como le digo. Puede usted ahorrarse la invitación.
- De momento, haré el gasto. Soy así de romántico.-contestó, Adrián, sacando su billetera y guiñando un ojo al camarero.-
La algarabía de la taberna, había impedido aún que sus dos amigas lo viesen.
- ¿Se las llevó? –preguntó solicito y socarrón el camarero.-
- Ya se lo dije, soy un romántico.-contestó, arrebatándole las cañas de la mano, ante la perpleja mirada de su acompañante.-
- ¿Y tú que mira? , vamos…sígueme…”
Besitos compartidos :O)
Besos
Besitos :O)
Y me pintaba las manos y la cara de azul…
Comenzó a sonar en aquel añejo lugar la canción de los Gipsy Kings que tanto le gustaba a Julia. Llegó hasta sus oídos y sin dudarlo un momento dejó de hablar con su amiga María y comenzó a tararearla.
- Me gusta mucho esta canción compi, perdona que te deje con la palabra en la boca, pero es que cuando la escucho no puedo evitar pensar en cosas buenas y llenarme de vida-
- Pues si te llena de vida no dudes en dejarme plantada la palabra todas las veces que hagan falta, ¿entendido?- Sonrió María al ver la cara de felicidad que ponía Julia al cantarla.
- Gracias guapísima, eres todo un encanto- guiñó y siguió entonando aquellas párrafos que se sabía.
La gente se agolpaba en la puerta refugiándose de la intensa lluvia que caía. Empezó de forma tímida, pero en pocos segundos se había empleado con fuerzas sobre aquella ciudad. La pequeña taberna se llenaba cada vez más y el ambiente comenzaba a cargarse, tanto que casi uno de los clientes se sentó encima de María. Sin quererlo, aquel señor de mediana edad, tropezó con un cubo que estaba puesto a modo de cenicero y tras dar unos traspiés vino a pararse justo al lado de las chicas.
- Perdonen señoritas, pero con tanta gente no me di cuenta del recipiente y casi me siento con vosotras- se disculpó sacudiéndose la manga de la chaqueta
- No se preocupe, son cosas que suelen pasar cuando la multitud se hace latente, nosotras estamos aquí sentadas y creo que nos pasará en mas de una ocasión- le restó importancia María
- Gracias chicas, ya me veía encima vuestra y si eso hubiera ocurrido la vergüenza me saldría por los siete costados- carcajeó aquel señor fruto de los nervios que, en esos momentos, le corrían por dentro
- De nada hombre, tranquilícese y continúe con su peña de amigos que aún se siguen riendo de lo ocurrido- bromeó Julia
Se dio media vuelta y estaban todos flojos de risa contemplando aquella escena que le había regalado el más tímido de todos cuando se disponía ir al baño.
- Son todos muy graciosos, ya verás cuando los coja. Bueno chicas un placer haberme tropezado para así tener la oportunidad de hablar con vosotras- sonrió y siguió su camino.
- ¿Hacen falta dos cervezas en esta esquinita?- dijo Adrián justo en frente de María y Julia, con voz alegre, deseando de ver las caras de sorpresa que ambas pondrían al ver de nuevo su cara…”
buen somontano o uno de esos que rascan de Campo de Borja HOMBRE POR FAVOR¡!...hayyy.
Un besico maño
Edurne,el nombrecito pues eso para que NO LO OLVIDEN.
Besitos compartidos:O)
vaya vaya como está la cosa... Salmorelli y Lola no os freneis... queremos saber q pasa con esas cevecitas...
besitos .
Adrián, no encontraba en su mirada esa misma sensación que al él parecía atraerlo hacia ella. ¿O tal vez sí? Quizás fuera pronto para juzgar aquella sensaciones, y tampoco ella tenía que ser como él. ¿Cómo él? , ¿Pero de que quería convencerse? Adrián, había sido un mujeriego toda su vida, y uno de sus problemas era que se enamoraba en cuestión de segundos de una cautivadora mirada, de una sonrisa, de un gesto…
- Adrián, ¿Qué se te ha comido la lengua el gato? –preguntó riendo, María, al ver que se había quedado con la mirada perdida en los carteles que decoraban la taberna, mientras ellas intentaban hacer hueco en la mesa para ellos.-
Recuperado de la pequeña laguna del momento, Adrián, sonrió de nuevo dejándose arrastrar por las risas de unas y de otros. (Venga hombre a estas alturas…)-pensó, para recuperarse.- Pero no habían transcurridos más de unos tres minutos cuando desde la puerta de la taberna, una mujer, hacía aspavientos, llamando la atención de la concurrencia.
- Perdona, Adrián, ¿No es a ti a quién llama aquella chica? –preguntó, María, señalando a la inquieta rubia, que saltaba entre el gentío.-
- ¡Dios! Lo que me faltaba.-exclamó en voz baja.- Sí, María, se trata de una amiga que conocí éste verano.-
- ¡Adrián! No puedo creerlo, ¿pero que haces tu en Zaragoza? –preguntó la chica, alcanzando al fin la mesa, y sin mediar mayor saludo con el resto de contertulios.-
Adrián, tragó saliva. Edurne, que era su nombre, se había convertido en un rollete de verano en las últimas semanas que pasó en Tarifa, de vacaciones. Una chica guapa, divertida, apasionada, de buena familia, pero con la azotea algo mal alicatada y de la que le costó trabajo deshacerse, tras plantearle en menos de diez dias que quería casarse con él.
- ¡Que alegría! ¿Son tu familia? ¿Tus hermanas, tal vez? Tus hermanas mayores quiero decir -Preguntó, de manera acelerada, alargando la mano para saludarlas y plantando a continuación, un divertido beso en los labios de Adrián, sin darle tiempo a reaccionar.-
Ante aquella rocambolesca escena, Julia, pareció sentir cierto cosquilleo en su barriga que no terminó de gustarle. Aunque nada le unía a Adrián, más que el momento apasionado en el banco de una estación de tren perdida en los Campos de Castilla, la llegada de aquella rubita le provocaba un malestar añadido a su ya dañado estado de ánimos…”
porque guapa,pasional, alocada y por lo que veo tambien sarcástica ya me cae bien,a ver si estos dos espabilan.Por favor no os libreis muy rápido de la rubia loca que puede dar juego.... jajaja...
Salmorelli...vaya jugada,a ver que hace Julia,hayyyyyyy,el destino
Saludos Pat y Luce
Besos
Un abrazo
Todos quedaron perplejos al escuchar aquellas palabras dichas tan rápidas. Aquella chica rubia terminó todas las conversaciones empezadas y centró el punto de atención de aquel lugar, no había más atractivo que observar las peripecias de una rubia atractiva que no paraba de charlar y moverse a lo largo del estrecho mostrador riéndose de todo.
-¿Queréis tomar algo?- preguntó mirándolos a todos de un plumazo
- No, no te preocupes Edurne, tenemos los vasos llenos, Adrián acaba de invitarnos- contestó María que era la que estaba un poco menos pensativa de todos, porque Julia seguía sin entender que es lo que le había pasado con la llegada de aquella chica.
Adrián, fijo en uno de los barriles que decoraban la taberna, sintió como si el ruido desapareciese y sintiera soledad en aquel lugar colmado de personas de lo más variopintas. Tampoco daba crédito de lo que estaba sucediendo, no entendía el desasosiego por llegar hasta Julia y ahora que la tenía cerca aparece Edurne y desmonta toda la historia que su mente y corazón habían creado.
-¿Qué sucede?, ¿os ha comido la lengua el gato? venga, venga!!! que corra la alegría que al mal tiempo buena cara. No podéis tener esas caras de pocos amigos en un día tan bonito pasado por agua ¡¡¡me encanta que llueva!!! ¿Y a vosotros?- dijo gritando debido al jaleo que había montado
- Está bien chica, si quieres charla tendrás toda la que quieras, en eso no hay quien me gane, pero te pediría que dejaras de moverte de un lugar a otro porque me estás poniendo los nervios de punta- añadió María un poco alterada fruto de la situación.
Se levantó para irse a la barra con ella y dejó el sitio a Adrián consideró que, por las caras que ambos tenían, necesitaban hablar de lo que estaba ocurriendo…”
Besos
A la espera de ver como avanza esta historia llena de sorpresas, parones y personajes nuevos...
estoy con luce y con maria q pare quieta edurneeee jajajajajajaja.
saludos y bs.
Desde luego Mary...ya te vale¡!
Besitos Maria
Al fin, Adrián, respiró hondo y levantó su jarra de cerveza buscando sin mucha convicción la complicidad de Julia para con el brindis. Pero, ésta con tierna sonrisa acompañó el gesto con un guiño de ojos.
- Vaya, el destino, lucha por unirnos…-comentó, Julia, dando un pequeño sorbo a la cerveza.-
- Eso parece.-aseveró, Adrián, si poder dejar de mirar su boca.-
- ¿Y la rubia?
- Verás…perdona…jamás pensé que pudiera encontrarme con Edurne, en este viaje…
- ¡Adrián! –exclamó, en voz baja intentando llamar su atención.-
- Lo último que hubiera querido en la vida es que apareciera en estos momentos…
- ¡Adrián! , oye. Escúchame .-volvió a indicar, Julia, queriendo evitar las justificaciones de su acompañante.-
- Sí, perdona…
- Que no tienes que darme explicaciones, ¿Qué te pasa?
- Eso quisiera yo saber.
- ¿Es por lo de la estación? –preguntó, Julia, agarrando su mano sobre la mesa, mientras María, no quitaba ojo desde la barra, y Corbacho, bromeaba bobaliconamente con Edurne.-
- La verdad es que me es difícil hablar contigo de este tema.-contestó, Adrián.-
- Pues somos mayorcitos, bueno unos más que otras, pero en fin, se podría decir que somos dos personas maduras.-dijo, bromeando.-
- No te rías de los ancianos.-contestó, Adrián, riendo.- Verás, Julia, a ver si nos entendemos…-añadió, suspirando.-
- ¡Venga! ¡Venga! Mover vuestros pompis, que ya tengo solucionado el tema de vuestros alojamientos.-intervino, Edurne, destrozando el mágico momento que los había aislado en una conversación ajena al griterío de la gente, mientras, detrás de ella, María, se mordía el labio enrabietada.- Tengo, un amigo. Borja, que es director de un hotel en pleno centro, así que apurar las birras, que nos vamos.
- Lo siento, Edur.., Edurne era tu nombre ¿verdad? –preguntó , Julia.-
- La mismita que ganó el concurso de belleza de la facultad. Aunque tú también eres monilla, no te creas.
- Gracias. Mira, lo que quiero decirte es que cada cual tiene sus planes desde que llegamos a éste destino, así que no es cuestión…
- ¿Te asusta la idea de cambiar tu destino? –preguntó, interviniendo Adrián.-
- ¿A mí? ¿no será a otra persona a quién asustan ciertas circunstancias…? –replicó, Julia, ante la media sonrisa de María.- A ver super guapa. ¿Dónde está ese hotel? –preguntó, Julia, incorporándose.-
- ¡Guay! , verás lo bien que lo vamos a pasar.-contestó, Edurne, acercándose a ella.- pero te digo una cosita, yo no cargo con el mochuelo ese casposo que se me acercó a la barra, ni muerta, chica.-…”
bs.
dado un giro (como diría el sindicalista ese)coperquiniano,va a ser...¿romantico? y divertido,bueno,bueno...hmmmm...un asesinato de por medio y el no va mmás...jajaja,el hotel del amigo de la rubia sería un sitio estupendo,hala no tardeis mucho
narradores (o estoy pensando en Agatha Christie?)
Besos
eee Mary has cumplido tu palabra de no escribir en toda la semana, esperamos verte por aqui la semana que viene dando tus opiniones..venga animo Lola y Salmorelli que nos teneis intrigados..un beso
Un abrazo
Querid@s comentaristas,si seguis buscando a Edurne me vais a encontrar...jajaja...a míííí!!!
MUXUS
Saludos.
Venga va besos tambien
(¿a que sí?)Bueno guapa sigue chinchando,es que me habías pillado con la batería baja.
Besos para tod@s
Luce,Pat, me alegro mucho de veros por aqui,¿os comente que mi colega tiene un blog que no tiene desperdicio?,¿no?,madre mia que fallo...salmorelli.blogspot.com
Besitos para todos:O)
La ciudad maña estaba empapada, no había rincón que no estuviese mojado. Las gotitas caían de las hojas de lo árboles como si éstos estuviesen llorando por algo en especial, llenando, aún más, el entorno de melancolía. El frío empezaba a arreciar en aquellas calles del centro donde los transeúntes caminaban deprisa temiendo otro aguacero en cualquier momento.
Julia y todos sus nuevos amigos, esos que por sorpresa se había encontrado cuando creía que la soledad sería su compañera de viaje, ultimaban las cervezas para marcharse hacia ese hotel del que hablaba Edurne.
Estaban todos de pie junto a la barra conversando y compartiendo un poco de biografía, se habían conocido hacía escasas horas y se contaban algo que hasta hora desconocían, sus vidas.
Adrián compartía con Edurne que Corbacho debía de quedarse en la taberna. No tenía intenciones de aguantarlo más, con muchos casos pendientes, la presencia de éste lo único que podía hacer sería entorpecerle, así que se acercó a él y de forma cordial le dijo;
-Ey amigo, ¿tú te quedas aquí?, nosotros ya nos vamos, ahora que parece que la lluvia a cesado un poco cada uno partiremos a nuestro destino- omitió en todo momento que él junto a las chicas se irían al mismo hotel.
Las demás lo escucharon y le siguieron la corriente para que todo pareciese más real, ninguna quería que Corbacho las acompañase es su estancia en Zaragoza.
-Pues la verdad es yo debería de aprovechar e irme también, pero estoy bastante a gusto en este pequeño habitáculo y creo que me tomaré unas cuantas más. Os invito a la última!!!- dijo con la intención de que estuviesen un poco más con él.
-Te lo agradecemos, pero tenemos que irnos, ya son unas cuantas de horas las que llevamos aquí. Necesitamos darnos un baño y descansar un poco. Seguro que nos veremos estos días y así tendremos la posibilidad de pasar más tiempo juntos, vale??- le dijo Adrián a modo de portavoz del grupo
-Como queráis, sinceramente me caéis todos muy bien y me gustaría mantener una amistad, de todas formas toma mi tarjeta por si queréis llamarme y quedar para tomar algo, ok?
-Muchas gracias amigo-, recogió la tarjeta y con un guiño señaló a las chicas que todo estaba solucionado.
Adrián había logrado sus intenciones, ser el único hombre de la reunión.
Después de saldar deudas con el camarero, tomaron sus respectivos equipajes y, en fila india, se fueron para la puerta con la idea te subir a un taxi para que los llevara al hotel del destino…”
No tardeis tanto pofaaaaaaaaa.
Besos
Hábilmente, y celosa de que existiera algún lazo que uniera íntimamente a su ex con alguna de sus otras compañeras de aventura, Edurne, se agarró al brazo de Adrián, tirando de él para tomar la cabecera de la expedición, mientras que María y Julia, bromeaban sobre su actitud, cuchicheando en voz baja.
Ya montados en el taxi, la rubia, indicó al conductor que los acercase hasta la calle Espoz y Mina, lugar donde estaba ubicado el Hotel Sauce. Un hotel de instalaciones medianas, que conjugaba a la perfección; el sabor añejo de su fachada con las remozadas y modernas habitaciones y salones de su interior.
- Permitidme que os diga…-intervino, Edurne, sentada entre las otras dos chicas, mientras Adrián, intentaba buscar con su mirada, a través del retrovisor, a Julia.- que se trata de un hotelito de dos estrellas…no es a lo que estoy acostumbrada, pero está muy bien ubicado y como os dije el director es intimo, intimo amigo mío.
- No te preocupes, Edurne, solo buscamos un lugar bien situado y limpio.-contestó, María.-
- Fin del trayecto.- anunció, el taxista, que no había pronunciado palabra alguna durante el recorrido al ver como Edurne, no paraba de charlotear sin dejar resquicio a que nadie interviniese.-
- Disculpe, señorita no sé…
- ¡Borja! ¡Borja! –gritó, dando la espalda al empleado, al ver a su amigo cruzar el salón.-
- Querida Edurne, que placer más infinito. Fíjate, que no esperaba verte hasta la temporada de esquí.- Contestó, el director, acercándose a ella con una sonrisa de oreja a oreja.- ¿Cómo no me has avisado antes? ¿Y tío Fefe, como está?
- Lo siento, ya sabes que de previsora, nada de nada, Borja… ven que te presento a unos amigos.-añadió, tirando de él hacia el grupo.-
- ¿Cómo que a unos amigos? –preguntó, enfatizando su pregunta, largando hasta el infinito la “s”.-, pero Edurne, esto no es ser previsora por supuesto, pero como se te ocurre. Si estamos completos mujer…
- ¿Completos? Si me dijiste…
- No, tú me dijiste que vendrías acompañada, y por eso reservé las dos últimas habitaciones que tenía disponible. Una con cama de matrimonio y otra bastante amplia…hay si que podríamos poner una tercera cama…-dijo, con disimulo, el director.- ¿pero a ver como os repartís?…”
tengo una amiga que es así mismo y me recuerda un montón a que sí Josema?el nombre es bastante más complicado que Edurne.
Hasta mañanaaaa(con lo que eso significa ehhhh!)
ADRIAN LANZATE YA QUE VUELVES A PERDER EL TREN TE LO DIGO YO JAJAJAJ.
BESITOS PARA TODOS.
Besos
al final el casposo y Adrian se casan delante del Pilar.
No tardeis,besos
La pared del fondo parecía un museo, todo lleno de cuadros de diferentes estilos. Pinturas clásicas, surrealistas, acuarelas, carboncillo, etc., llenaban de colorido aquel cuadrado.
Julia miraba detenidamente, a modo de despistada, la firma de aquellas obras de arte. Mientras tanto, los demás quedaron pensativos sin saber el modo de repartirse las dos únicas habitaciones que estaban reservadas.
Adrián, lo tenía claro, era con Julia con la que quería pasar las noches que hicieran falta. No estaba dispuesto a dejar escapar aquella oportunidad que la vida le estaba ofreciendo, y rompiendo el hielo dijo con voz firme y contundente
-Ya lo tengo!!!, sé de la manera que repartiremos las habitaciones, es la única forma posible- dijo intentando de convencer al personal antes de decir cómo.
-¿Y qué has pensado cariño?- contestó rápidamente la rubia del grupo, haciendo un guiño al que meses antes le había regalado noches de pasión
-Bien, por motivos de trabajo, Julia tendrá que compartir habitación conmigo, tenemos asuntos pendientes que tratar a cerca de un negocio y necesitamos de algunos ratos a solas, ¿verdad Julia?- interrogó esperanzado en un sí rotundo de aquella persona que le había llenado de mariposas el estómago.
-¿Cómo????, eso no puede ser, podréis tomaros el tiempo que necesitéis en la sala de reuniones, pero tienes que dormir conmigo- contestó Edurne de manera enfadada -¿no quieres repetir aquellas noches de verano, Adrián?- de forma pícara intentó convencer a Adrián para que cambiara de opinión
-Creo que es necesario que Adrián y yo estemos juntos, necesitamos aclarar muchos temas pendientes, así que, la cosa está bien clara. Cojamos las llaves y dejemos las dichosas maletas en sus sitios correspondientes, estoy cansada del viaje y necesito darme un baño-sentenció Julia.
María, consciente de lo que iba la historia, asintió con la cabeza e intentó llenarse de paciencia porque intuía que más de una disputa tendría con la que sería su compañera de sueños por unos días…”
BESITOS COMPARTIDOS:o)
- Eres un maldito cabronazo. Esto no se queda así.-le susurró.-
- Veo que no has cambiado en nada, pero que le vamos hacer…-contestó, Adrián, buscando la mirada de Julia.-
- ¿Vamos? –preguntó, ésta.-
- Vamos, déjame que te ayude.
María, reía para sus adentros al tiempo que pensaba en la suerte que le había tocado con su lote. Tendría que compartir habitación con la insoportable de Edurne, y para colmo con el valor añadido del mal humor que arrastraba ésta.
- Vamos, María, subamos nosotros antes que he quedado para cenar con Borja.-indicó, Edurne, adelantando casi a codazos a Adrián, para tomar posesión del pequeño ascensor en el que no cabían todos.-
- Pase la señora, que parece que tiene demasiada prisa.-contestó, Adrián, haciendo un gesto con su mano al más estilo taurino, que hizo reír a Julia, y enfurecer aún más a la rubia.-
Al montarse ambos en el ascensor, el ambiente que les rodeaba se hizo silencioso. Adrián, sentía acelerar su corazón sin dejar de mirar a la boca de Julia. Ésta, repasaba en décimas de segundos como había llegado hasta aquella situación. Había iniciado un viaje con el que encontrarse de nuevo consigo misma. Un viaje con el que desmarañar sus sentimientos más enrevesados. Y ahora, aunque se había negado en un principio a enredarse en historias nuevas, se veía arrastrada hacia los impulsos que Adrián, le trasmitía. No entendía absolutamente nada. Sólo sabía que deseaba estar con él. Que deseaba besarlo y compartir tiempo con él, pese alo contradictorio que pudiera parecer.
No había explicación, pero sentía que conocía a ese hombre desde siempre. Encontraba en él, en sus palabras y en sus gestos un aliciente que parecía haber perdido en relaciones anteriores. Pero tampoco quería ilusionarse demasiado. Estaba cansada de sufrir por amor, pero tampoco podía cerrar las puertas a su corazón. El tiempo diría si estaba equivocada o no, pero debía intentarlo…”
Besitos compartidos.
Muxuuuuuuuuuuuuuuuus
ayyayayyyyyy
saludos y besitossss
Se me va a olvidar de que va éstooooooooooooo¡!
muxu
Agur
Venga xiquilla que no ze diga hombre,¡ece ceceo!
Sin violencia y de buen rollito:O)
Besitos compartidos
Besos
F-19 del ministerio de la Carma Chacón,DE BUEN ROLLITO EH??¡!
Abrazos muy cariñosos con claveles en la boca.
UFFFFFF¡!
vamos a darle caña a destino no...?
aysss q nos teneis en ascuas a todos/as... lolaaaa,salmorellii, darnos vidilla otra vez andaaaa.
petonets a tots.
Al entrar en la habitación, antes de que Julia, tuviera la intención de dirigirse a él. Adrián, rodeo su vientre con ambas manos, juntando con firmeza el pecho contra su espalda. Julia, las agarró, y con suavidad las arrastró con lentitud hacia sus pechos, al tiempo que se aceleraba su respiración y un hilo de voz deseaba gritar lo que sentía al contacto con aquél hombre que tan confusa la tenía. No importaban sus vidas por separado, ni los comienzos titubeantes de su encuentro en la estación. Ni a quienes amaron, ni a quienes amarían. Adrián, la giro hacia él, sujetando con ternura su nuca y la estrecho contra el, llevando sus manos a sus nalgas, mientras Julia, desabrochaba con habilidad y deseo su camisa.
Un inagotable reguero de húmedos besos, acompañaron el desnudar de la pareja hasta que el empresario la tomó en brazos para llevarla hasta la cama. Julia, mordía sus labios sin querer separarse un solo segundo de él, mientras Adrián, acariciaba y acariciaba su cuerpo sin querer dejar de recorrer un solo poro de su cuerpo. Acariciaba sus piernas con firmeza y besaba su cuello buscando perderse en su torso…”
Un beso compartido.
No tardes Lolaaaaaa.
Besos